jueves, 22 de noviembre de 2012

La inteligencia emocional se aprende desde bebé


De la web de crecer feliz, me ha llegado este artículo sobre inteligencia emocional y niños. Me ha parecido muy interesante y quiero compartirlo y dedicarlo a todos esos papis y mamis actuales y a los futuros.

Deseas que tu hijo sea autónomo y feliz? Lo lograrás si al educarle no tienes en cuenta solamente el modelo de inteligencia “tradicional”.
Esther García Schmah Pedagoga y psicóloga.
bebe inteligencia






Cuando nuestros hijos son pequeños, los padres nos preocupamos de enseñarles a hablar, a leer, a sumar... En definitiva, de fomentar esos aspectos que siempre se han asociado a la inteligencia y que, sin ninguna duda, les resultarán imprescindibles en el futuro.
Sin embargo, muchas veces olvidamos que este tipo de inteligencia, por sí solo, no es garantía de éxito en la vida. De hecho, no sirve de nada si el niño no es capaz de interpretar y de controlar sus propios sentimientos, de seguir adelante después de cometer un error, de relacionarse bien con los demás...
Estas otras capacidades conforman la llamada “inteligencia emocional” y cada vez más expertos advierten de lo importante que es fomentarla en los distintos ámbitos de la vida del pequeño, para que se convierta en una persona autónoma e independiente, segura, orgullosa de sí misma, sociable... En definitiva, satisfecha, optimista y feliz.
LA MOTIVACIÓN ES CLAVE
Para potenciarla, cuando estés enseñando algo nuevo a tu pequeño sigue estas pautas. Así le animarás a continuar avanzando y lograrás que se mantenga motivado (la motivación es una de las claves fundamentales de la inteligencia emocional).
  • Ante un éxito... Asócialo a sus capacidades y a su enorme esfuerzo (“¡cuánto has trabajado!”). Evita, en cambio, atribuirlo a algo externo, como un golpe de suerte o la facilidad (“cualquiera puede hacerlo”).
  • Ante un fracaso... Dile que ha sido consecuencia de factores modificables, como el esfuerzo (“no te ha salido porque no lo has intentado con ganas”), o de condicionantes externos, como la dificultad (“eso es muy complicado para tus años”). Lo que nunca debes hacer es achacarlo a su incapacidad (“no eres lo bastante listo”), porque mermarías su autoestima. Y ésta es otra de las bases de la inteligencia emocional.
UNA FUERTE AUTOESTIMA
Según Daniel Goleman, autor del libro ‘Inteligencia emocional’ (Ed. Kairós, 18 €), “el logro no depende tanto del talento innato como de la motivación para salir adelante, a pesar de los fracasos”. Y en ello cobra un papel relevante la autoestima del niño, ya quecuanta más seguridad tenga en sí mismo, menos inclinado a rendirse se sentirá.






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